Imaginen que Yavé, en un rato de solaz entre las fatigosas jornadas de la Creación, se distrae modelando primero, y otorgándoles luego el hálito de vida, diversas versiones más o menos sarcásticas o burlonas de aquella especie que ahora se traía entre manos: los seres humanos. Lástima que la mayoría de esas variantes, al igual que otras especies de homínidos, se fueran luego extinguiendo a lo largo del tiempo. ¿O no?